domingo, 6 de mayo de 2012

EL REINADO DE LOS BORBONES Y AUSTRIAS EN ESPAÑA

Al morir Carlos II, el 1 de noviembre de 1700, la Monarquía Hispánica seguía siendo, por su extensión, el mayor imperio colonial; las posesiones del último de los Habsburgo madrileños se extendían a lo largo de más de 12 millones de kilómetros cuadrados: en América, desde la frontera norte del Virreinato de Nueva España (actuales Estados del sudoeste de EE.UU.) hasta el estrecho de Magallanes; en el Pacífico, los archipiélagos de las Marianas, las Carolinas y las Filipinas, y en Europa, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Milanesado, Luxemburgo y los Países Bajos del sur. Pero la Monarquía que había heredado Carlos II en 1665 había perdido ya la condición de primera potencia europea y mundial, cediendo el testigo de la hegemonía continental a Luis XIV. Y las sucesivas derrotas ante Francia, desde 1668 hasta 1697, no hacían sino confirmarlo. 
Ahora bien, aunque España estaba todavía débil y empobrecida, se encontraba ya en un proceso de recuperación política, demográfica, cultural y económica iniciado en algunas regiones de la periferia peninsular en las dos últimas décadas del siglo; proceso que ayuda a explicar mejor la regeneración española del XVIII, tradicionalmente atribuida a la mera llegada de la nueva "dinastía borbónica reformista". El éxito a medio plazo de las durísimas medidas de política monetaria tomadas en Castilla en los años ochenta, la evolución positiva de las curvas de natalidad o la presencia de núcleos de estudiosos preocupados por hacer brotar en España la Ciencia moderna que estaba cambiando el panorama intelectual europeo, son alguna de las pruebas inequívocas de que se estaba produciendo un cambio de coyuntura y de que la "centuria de la decadencia" no duró esos cien años, pese a lo que se viene aseverando desde hace tres siglos por una historiografía que quiere ver cómo, desde la muerte de Felipe II (1598) hasta la llegada del primer Borbón en 1700, únicamente se suceden derrotas militares, crisis económicas y catástrofes demográficas en la malhadada España de los peyorativamente llamados "Austrias menores". Como resultado de la profunda revisión que en los últimos años se viene haciendo sobre el siglo XVII, en general, y sobre el siglo XVII español, en particular, hoy sabemos que también la España de Carlos II, al margen de la triste y lamentable figura del monarca, estaba atravesando una época de transformaciones económicas, demográficas y culturales, si bien la mayoría de sus contemporáneos no fueron conscientes de que el futuro que se les avecinaba era mucho más próspero que la dura realidad por la que estaban pasando

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